Se acerca el mes de julio y con él la cosecha de las flores de lavanda que se lleva a cabo cada año. Cerca de 1.000 hectáreas de plantaciones que pueblan los campos circundantes de Brihuega convierten el paisaje en un manto de color morado por el que recorrer la vista hasta perderla en el horizonte. La combinación del paisaje, los olores y el blanco de las figuras que se recortan sobre la uniformidad cromática embriagan los sentidos. El atardecer es, sin duda, el mejor momento para el disfrute de este espectáculo sensorial.
En medio de los campos tiene lugar el festival, este año los conciertos tendrán lugar los días 12 (Maldita Nerea) y 13 (Rozalén). Además de la música, la gastronomía está adquiriendo cada vez mayor protagonismo, con la presencia de Chefs de prestigio galardonados con estrellas Michelín. Ya sabes, imprescindible vestir de blanco y acudir con antelación para no tener problemas de aparcamiento.
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